domingo, 25 de diciembre de 2016

SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR



La imagen puede contener: 3 personas, personas de pie1.- Posiblemente el villancico más triste que quizá jamás se ha escrito tiene como autor a Luis López de Anglada y pone en boca del posadero de Belén las siguientes palabras: 

“Yo no puedo darte nada, 
Niño, a ti. 
El alma tengo cerrada, 
vacía, inútil, helada. 
Si quisieras frío, sí. 
Yo soy el de la posada, 
que no te abrí”. 

Parece que muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo hemos cerrado la puerta de nuestra posada-corazón a Cristo. Somos tan soberbios que pensamos que no le necesitamos. Pero hoy te digo de corazón, a ti, querido amigo o amiga, sea cual sea tu situación: FELIZ NAVIDAD 
Porque un Niño nos ha nacido.
Porque la Madre de la Vida, nos ha dado al que es el camino, la Verdad y la Vida.
Porque desde Cristo la felicidad es posible en lo sencillo y cotidiano.
Porque puedes comprobar que Cristo viene a ti con tus miserias, pecados e incoherencias.
Porque el amor de Dios no se agota.
Porque la Caridad es posible en nuestro mundo.
Porque Cristo sigue naciendo cada día. 
¡ABRE LA PUERTA A SU MISERICORDIA, A SU AMOR Y A SU TERNURA!

2.- LA NAVIDAD ES LA FIESTA DE DIOS Y LA FIESTA DEL HOMBRE

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2.1.- Fiesta del verdadero Dios:
El Dios Trinidad que es amor y ternura infinitas: 
+ Dios es el Creador, el Todopoderoso (el Padre). 
+ Es un Dios que por amor se encarna, se hace un niño indefenso. (Cristo)
+ Y habita en el corazón de cada ser humano, que le abre su puerta, santificándolo con sus dones (Espíritu Santo).

2.2.- Fiesta del hombre: 
La Navidad nos hace patente la gran dignidad de la persona humana: El Hijo de Dios se ha hecho hombre para que el hombre llegue a ser Hijo de Dios. Dios no sólo ha creado al hombre a su imagen y semejanza, sino que se ha encarnado, se ha hecho hombre por amor. Todo ser humano tiene algo se sagrado. En cada ser humano Dios descubre el rostro de su Hijo Jesucristo.
Gran dignidad de cada ser humano.

3.- ESTO NOS LLEVA A PROCLAMAR DOS COSAS.

3.1.- La necesidad de Dios para el hombre, para su felicidad y para encontrar un sentido a su vida.
Nuestra sociedad con un laicismo exagerado quiere expulsar a Dios de la convivencia, de las escuelas, de la educación, de la vida. ¿Por qué tanto empeño en alejar a Dios de la escuela y de la mente y el corazón de los niños? Quizá porque cuando Dios es expulsado de la sociedad quedamos a merced de los poderosos de turno. Ellos son entonces los que deciden el bien y el mal. 
Pero Dios se cuela en Navidad como un niño indefenso y nace cada día entre nosotros.
Realmente, el hombre sin Dios no es nada. Conviene recordar la célebre frase de Chesterton: «Quitad lo sobrenatural, y no encontraréis lo natural, sino lo antinatural»

3.2.- La necesidad de luchar por el hombre y su dignidad.
Los cristianos somos defensores del ser humano y de su dignidad. Debemos trabajar por los derechos del hombre. De todos los hombres y de todo el hombre.
Por la paz, la justicia, por el final del hambre y de las guerras, por la defensa de la vida del hombre, desde el momento de su concepción hasta su muerte natural. 
El niño Jesús que nace nos invita a ser defensores de la vida. Hoy se sigue extendiendo la cultura de la muerte. Una sociedad que dice luchar por la ecología, por los más débiles, que dice preocuparse por el cambio climático, que dice preocuparse por la desaparición de las ballenas y sugiere que no se pesque a los peces pequeñines, pero que admite el aborto con indiferencia es una sociedad enferma. Si el embrión, el niño en el seno de la madre es la especie menos protegida, si cada año mueren 110.000 niños así en España, es que hay mucho que cambiar. La solución no es matar sino valorar al ser humano, ayudar a las mujeres que están en situaciones difíciles…
Defender la vida del no nacido es una misión urgente en España y en muchos países. Mientras no se defienda la vida crecerán todas las violencias en la sociedad… Lo moderno es defender la vida humano, toda vida humana.

4.- CONCLUYO CON UN BELLO POEMA PUESTO EN LABIOS DE LA VIRGEN MARÍA, TITULADO “A SU HIJO RECIÉN NACIDO” del poeta José Javier Aleixandre

DUERME, mi niño, duerme
que estoy en vilo.
Que no se entere nadie
de que has venido.

Que contengan los ángeles
su regocijo,
porque hasta que amanezca
sólo eres mío.

Ya vendrán los pastores
con el rocío,
para mirar la rosa
que hay .en tu ombligo.

Duerme, mi niño, duerme,
duerme tranquilo,
oculto en mi regazo
tu poderío.
Caballitos de arena,
canela y trigo,
te prestan un galope
rubio de rizos.

Terroncito de luna,
viento dormido,
si te tengo en mis brazos
¿por qué suspiro?

No, que no, que no vengan
por los caminos
los miedos de los clavos
y los martillos.
No estoy llorando ¿sabes?
Es que te miro,
y mis ojos reflejan
tu luz, mi niño.

Ya sé que por tu frente
cruzan sus hilos
las agujas oscuras
de los espinos,

aunque aún en el huerto
de tu albedrío
no te duele la sombra
de los olivos.

Y serás en la mesa
-rosas y lirios-
para todos los hombres
el pan y el vino,

pero ahora perdóna-
me si te pido
que seas esta noche
sólo mi niño.

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